La charrería, como tradición ecuestre, tiene su origen con la llegada de los primeros caballos a México durante la conquista.
“Después de Dios, a quien debemos la conquista de México, es a nuestros caballos” Bernal Díaz del Castillo “Historia verdadera de la conquista de Nueva España”,
Durante los primeros años de la vida colonial, se demolió lo que aún quedaba del Imperio Azteca. Sobre los solares se empezó la traza de la nueva ciudad, que sería el asiento de los castellanos. Se repartieron los pueblos y los indígenas, a título de encomienda a cada uno de los soldados españoles, con la obligación de edificar la Nueva España.
Fue así, a costa de los mismos indígenas, que se levantó como por encanto la ciudad, mientras el indio vencido, el verdadero dueño de todo, cultivaba en silencio un jirón de tierra, con el recuerdo de su pasada gloria.
Los españoles, por temor a la sublevación de aquel pueblo aguerrido e indómito, les prohibieron expresamente montar a caballo, bajo pena de muerte y confiscación de bienes. (Instrucciones dadas por la segunda audiencia en Madrid, el 12 de julio de 1530, ley trigésima tercera, libro sexto, título primero).
Llegaron colonos y frailes e impusieron una nueva cultura. Muchos elementos prehispánicos desaparecieron con el brutal choque que significó el enfrentamiento de dos mundos totalmente distintos. Algunos sobrevivieron y se amalgamaron con lo que traían los conquistadores, naciendo así, un rico y diverso mestizaje.
Las necesidades rurales de los criadores del ganado mayor, eran atendidas por mestizos e indígenas, y para 1531, el fraile portugués Pedro Barrientos, les enseñaba la crianza y conservación de los caballos, el arte de dominarlos y correrlos montados a pelo, con una cuerda y un cabresto.
En 1535, Sebastián de Aparicio, fraile y santo, se ingenió para que un soldado le construyera las primeras ruedas y la primera carreta de América, que permitiera la apertura de los caminos, lo que alivió un poco la servidumbre de los Tamemes. Fue guía y mentor de los indígenas en las arduas faenas de la domesticación y aprovechamiento de las bestias para silla, y solicitó el primer permiso a los reyes de España, para que los indígenas pudieran montar, desde entonces, surgió en la Mesa Central hasta propagarse en los confines, la legendaria charrería.
El primer virrey, don Antonio de Mendoza, otorgó a algunos caciques, vasallos y aliados permiso para montar. Con don Luis de Velasco, segundo virrey, se recibió la autorización para que indígenas y mestizos pudieran montar a caballo, con la condición de que usaran ropas de cuero, y no casimires, con objeto de distinguirles de los españoles.
Don Luis de Velasco, ordenó en 1551, organizar la actividad de los ganaderos, con los “Hermanos de la Mesta, propietarios de 300 o más cabezas de ganado”, que se organizaron en distintos puntos de la Nueva España, creándose luego el Tribunal de la Mesta. En 1574, se aprobaron sus nuevas ordenanzas, confirmándose en 1631, en las que reglamentaron el rodeo y el herradero, que deberían hacerse cuando menos 2 veces al año, por los indios, mestizos, quienes estaban al cuidado del ganado.