TROFÉU DO LXXXV ANIVERSÁRIO DA FEDERAÇÃO
En el Museo de la Charrería se exhibe una imponente escultura de un águila de bronce, premio otorgado al primer lugar por equipos del Campeonato Nacional con motivo del LXXXV Aniversario de la Federación Mexicana de Charrería. Este evento se celebró del 27 de febrero al 3 de marzo de 2019 en la Villa Charra de Toluca “Carlos Hank González”, en Toluca, Estado de México.
El águila, símbolo nacional de México, tiene profundas raíces en la historia y cultura del país. Esta ave majestuosa, que aparece en el escudo nacional posada sobre un nopal y devorando una serpiente, es un emblema de fuerza, valentía y libertad. Esta iconografía se remonta a la leyenda azteca de la fundación de Tenochtitlán, donde se decía que los dioses indicaron a los mexicas que establecerían su ciudad donde encontraran un águila en dicha posición.
La Tradición de los Trofeos en la Federación Mexicana de Charrería
La Federación Mexicana de Charrería tiene una larga tradición de otorgar arte escultórico como trofeo para galardonar a los triunfadores en sus competiciones. Estos trofeos no solo representan el éxito deportivo, sino también la riqueza cultural y artística de México. Las asociaciones de charros valoran enormemente estos premios, que suelen decorar las salas principales de sus lienzos sede, convirtiéndose en símbolos de orgullo y honor.
Proceso de Elaboración del Trofeo
La creación de un trofeo artístico como el águila de bronce comienza con un dibujo conceptual de la pieza, donde se plasman las ideas iniciales y se definen los detalles del diseño. A continuación, se procede al tallado en arcilla, una etapa crucial donde el artista modela y perfecciona la escultura. Una vez finalizado el modelo en arcilla, se crea un molde positivo para hacer un molde de cera. Este molde de cera se recubre de un material refractario para formar un molde exterior. Al calentar el molde, la cera se derrite y se vacía, dejando un espacio hueco. Luego, se vierte el bronce fundido en el molde para ocupar ese espacio. Una vez enfriado y solidificado, el molde se rompe para liberar la pieza de bronce, que finalmente se pule y se le dan los últimos detalles para revelar todos los acabados deseados. El resultado es una obra de arte que no solo premia el esfuerzo y la dedicación de los charros, sino que también celebra la cultura y el arte de México.
Esta escultura de águila de bronce no solo es un premio, sino un símbolo de la rica tradición y el espíritu competitivo de la charrería, perpetuando el legado cultural y artístico de México en cada competencia y en cada victoria.