El Lienzo Charro, más que un simple escenario, es el corazón palpable de la charrería, una tradición arraigada en la cultura mexicana. Este espacio meticulosamente diseñado para albergar competencias de charrería presenta características únicas que realzan la experiencia de este antiguo arte.
Es importante destacar que la charrería es el deporte mexicano por excelencia, una afirmación respaldada por la presencia de lienzos charros en cada rincón de México. Puede asegurarse con orgullo que prácticamente todo municipio en el país cuenta con su propio lienzo, lo que subraya la profunda conexión que la charrería tiene con la identidad y el orgullo mexicanos. En este espacio, la tradición y la destreza cobran vida, cautivando a espectadores y participantes por igual.
Dimensiones y Distribución:
Un Lienzo Charro típico se extiende en una superficie amplia, un ruedo o circunferencia de 40 metros de diámetro, unido a un rectángulo denominado “manga del lienzo” con una longitud de al menos 60 metros, por 12 metros de ancho. Esta amplitud proporciona suficiente espacio para que los charros demuestren su destreza en diversas suertes. El terreno debe estár meticulosamente preparado para asegurar la seguridad y el máximo rendimiento de los caballos y jinetes. Esto se logra con varias capas de un sustrato que puede ser arena, tierra o grava, que es aflojado con una rastra jalado por tractor antes de cada competencia.
La Manga:
La manga es un pasillo largo y estrecho que conecta el partidor con el ruedo. Aquí, los charros se preparan para su ejecución, concentrándose en la suerte que está por venir. Es un momento de anticipación y enfoque, donde se siente la tensión antes de entrar en el ruedo.
Partidero y Regresadero:
En un extremo del lienzo se encuentra el «partidor», una estructura diseñada para dar inicio a las suertes. Aquí es donde los charros comienzan sus ejecuciones con energía y precisión. El «regresado», ubicado en el extremo opuesto, es el punto de retorno al lienzo después de completar una suerte. Esta zona es crucial para mantener la fluidez y la seguridad de la competencia.
El Ruedo:
El ruedo es el área circular del lienzo, el escenario principal donde se llevan a cabo las suertes. Aquí es donde los charros despliegan su maestría en un espectáculo de destreza ecuestre. Las dimensiones del ruedo están diseñadas para permitir que los charros realicen maniobras impresionantes con sus caballos.
Las Tribunas:
A lo largo del lienzo, se disponen las tribunas para espectadores y aficionados. Desde aquí, el público puede presenciar cada momento de la competencia, animando y aplaudiendo a los charros mientras demuestran su habilidad. Las tribunas son el lugar donde la emoción y la pasión de la charrería se comparten y celebran. La cobertura de los lienzos, que a menudo están techados, es un elemento invaluable. Esto facilita la ejecución de las suertes en todo tipo de clima, permitiendo que la charrería brille incluso bajo la lluvia o el sol ardiente.