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ALFORJAS A LA USANZA CHARRA
Los Vaquerillos, son accesorios que cumplen la función de las alforjas a la usanza charra, son una pieza esencial de la charrería mexicana, combinando funcionalidad con arte y tradición.
Los vaquerillos que se exhiben en el Museo Nacional de la Charrería son cantinas largas cubiertas de pieles de chivo con grandes bolsas al interior. En temporadas de lluvias eran fundamentales, al estilo de las armas de agua, porque conserva seco cuanto se transporta en sus bolsas interiores, ya que el agua resbala sobre el pelo de chivo que les protege.
En estos tiempos se utilizan más como un adorno, aunque su uso fue conocido por los jinetes y arrieros desde el siglo XVII. Cuando se usan los vaquerillos se deben quitar las cantinas de la montura, de manera que cuando se diseña el vaquerillo, debe coincidir la perforación de los ojos para los chapetones y que salgan los tientos, a fin de sostenerlos a la silla de montar.
En su Libro del Charro Mexicano, don Carlos Rincón Gallardo destaca que los vaquerillos suplen a las armas de agua pues, por medio de unas correas unidas a una cuarta de la teja, se llevan hacia delante lo suficiente y se anudan a los tientos delanteros, de tal suerte que cubren las piernas del jinete. Sirven, además, para tapar el fuste de la montura cuando el jinete se apea, evitando que el asiento se caliente con el sol.
El uso de alforjas en la equitación se remonta a tiempos antiguos, cuando los jinetes necesitaban transportar provisiones y herramientas durante largos trayectos. Con la llegada de los conquistadores españoles a México en el siglo XVI, se introdujeron nuevas técnicas y estilos de talabartería que influirían en el desarrollo de la charrería.
Durante el Virreinato de la Nueva España, la equitación y la talabartería se fusionaron con las tradiciones indígenas locales, dando lugar a un estilo único y distintivo. Los vaquerillos, en este contexto, no solo servían como bolsas útiles para los jinetes, sino que también comenzaron a adornarse con intrincados diseños y motivos, reflejando el estatus y la identidad de sus portadores.
La fabricación de vaquerillos es un proceso artesanal que requiere una habilidad excepcional. Los talabarteros mexicanos utilizan cuero de alta calidad y técnicas tradicionales como el repujado y el cincelado para crear diseños detallados y personalizados. Estos adornos pueden incluir patrones geométricos, florales y símbolos que tienen un significado cultural y personal.
Armas de Agua
Mientras los vaquerillos colgaban sobre las ancas del caballo, las “Armas de Agua” eran un aditamento impermeable con la doble función de proteger al jinete del agua y de contar con bolsas para mantener provisiones, ropa o documentos secos. Estas armas eran fundamentales para asegurar que tanto el jinete como sus pertenencias estuvieran protegidos contra las condiciones climáticas adversas, destacando así la ingeniosidad y adaptabilidad de los jinetes y talabarteros mexicanos.