ALBARDA PARA DAMA CHARRA
La albarda charra para mujer, en su forma actual, es el resultado de una interesante evolución a lo largo de la historia. Su antecedente proviene de Europa, donde a las mujeres se les prohibía montar a horcajadas, especialmente en Inglaterra. En su lugar, se diseñaron sillas de montar que permitían a las damas montar de lado, con la pierna derecha arriba y la izquierda abajo, introduciendo el pie en el estribo, conocido en España como “amazona”. Incluso se les proporcionaba un tipo de barandal para brindar mayor soporte.
Estas sillas estaban diseñadas para paseos, capaces de soportar el trote de la cabalgadura, pero no para galopar. La prohibición era tan estricta que se decía que montar a horcajadas podía llevar a la pérdida de la virginidad.
Fue un mexicano visionario, don Filemón Lepe, padre de Rosita Lepe, la primera Reina Nacional, quien tuvo la idea de transformar estas sillas para crear la versión mexicana de la silla de montar, dando origen a lo que hoy conocemos como albarda, la cual es utilizada por las escaramuzas.
Don Filemón heredó la forma de montar de Europa, pero modificó el diseño del fuste, aumentando el tamaño de los cuernos e introduciendo un tercer cuerno. También realizó ajustes en los bastos de la montura charra, reduciendo el grosor de las arciones y del estribo, similar al estilo de las albardas inglesas de salto.
La elección de bastos redondos y de gran tamaño se hizo para evitar que el sudor manchara los vestidos. Incluso en algunas pinturas de la época se puede observar a la aristocracia europea montando con elegancia, llevando sombrillas y utilizando este tipo de albarda. Esta evolución muestra cómo la albarda charra para mujer ha sido moldeada por la historia y la cultura, resultando en una pieza única y representativa de la tradición ecuestre mexicana.