FUNDA DE REVOLVER AZUL
Esta elegante funda y carrillera destacan por su confección detallada y su belleza. Ambas piezas están bordadas en hilo de plata, creando patrones intrincados que reflejan la habilidad del artesano. La funda presenta un fondo puntera que ofrece resistencia adicional y un toque decorativo distintivo. Además, el conjunto incluye una hebilla de plata que añade un toque exclusivo y elegante.
El monograma con las siglas “EB” está presente en la propia funda y la carrillera, personalizando y añadiendo un toque distintivo al conjunto. Este detalle sugiere las iniciales del propietario o del artesano que las creó, agregando un valor sentimental y de identificación a las piezas.
La carrillera, diseñada para llevar municiones de manera accesible y organizada, está adornada con los mismos bordados en hilo de plata que hacen juego con la funda. Los bucles de la carrillera permiten un acceso rápido a las balas, combinando estética y funcionalidad.
Las fundas y carrilleras bordadas en hilo de plata son ejemplos excepcionales de la maestría de la talabartería mexicana. Estas piezas no solo cumplen con su propósito práctico de portar y proteger armas y municiones, sino que también sirven como lienzos para el arte y la creatividad de los talabarteros. Cada detalle bordado cuenta una historia de dedicación y habilidad, haciendo de estas piezas verdaderas obras de arte.
Un cinturón carrillera de revólver, también conocido como “cartuchera” o “cinturón de balas,” típicamente llevaba entre 25 y 50 balas. La capacidad exacta dependía del diseño específico del cinturón y del calibre de las balas para las cuales estaba destinado.
Los cinturones carrilleras eran diseñados para ser funcionales y permitir al portador acceder rápidamente a las municiones durante situaciones de combate o caza. Estaban equipados con bucles o bolsillos individuales que sujetaban cada bala en su lugar, asegurando que las municiones estuvieran fácilmente accesibles y organizadas.
Este tipo de cinturón era muy popular durante el siglo XIX y principios del siglo XX, especialmente entre vaqueros, soldados y revolucionarios, ya que ofrecía una forma práctica y eficiente de llevar una cantidad considerable de municiones.